“L’Artesà” está situado en el corazón de el Prat de Llobregat y fué construido en 1919 según el proyecto del arquitecto A. Pasqual. El promotor fue la Societat Centre Artesà, entidad cultural y recreativa creada en el s XIX. Funcionó hasta el 1988, año en que cerró sus puertas permaneciendo en desuso hasta la actualidad. Este hecho comportó la consecuente degradación de la construcción, con excepción del bar y el jardín que han continuado funcionando hasta día de hoy.
La propuesta de rehabilitación y ampliación del Artesà tiene como objetivo principal dotar al Prat de Llobregat de un equipamiento cultural de primer orden, compatibilizando los nuevos requerimientos arquitectónicos y funcionales con el reconocimiento y la conservación de los valores patrimoniales del antiguo conjunto y su entorno.
El programa del nuevo centro se organiza a partir de dos ejes paralelos, tangentes al cuerpo central que incluye la sala principal del teatro con la caja escénica, el vestíbulo, la sala pequeña en P1 i la cafetería que se mantiene y potencia como elemento de transición con el jardín. El eje de carácter más público transcurre en el límite con una arboleda existente, formando una galería de distribución y conexión entre plantas. El segundo, de uso más interno, limita con un cuerpo más bajo que incluye espacios de servicio (camerinos, baños y espacios de instalaciones) y usos complementarios de menor dimensión (salas de ensayo) y actúa como elemento de transición entre el cuerpo principal y el tejido más pequeño de medianeras y patios vecinos que completan la manzana. La distribución del programa en relación con el vestíbulo permite que el centro pueda funcionar de forma unitaria o con autonomía de alguna de sus partes facilitando la gestión del equipamiento, la flexibilidad y la polivalencia.
El tratamiento de los diferentes espacios se ha previsto de acuerdo con el uso y el carácter de cada uno de ellos, aprovechando las condiciones del contexto para introducir la luz natural al interior y con la utilización de materiales y soluciones constructivas que favorecen la sostenibilidad ambiental del equipamiento a lo largo de todo el ciclo de su vida.
El ladrillo manual, muy representativo de las fachadas inacabadas de la antigua construcción, enlaza las partes preexistentes y nuevas y, combinada con otros materiales como la madera y el acero, configura la imagen tan en los espacios interiores como en los exteriores.
El proyecto pone en valor el jardín existente, manteniendo el arbolado e introduciendo una gran pérgola vegetal que unifica el límite con las edificaciones vecinas, y vela por su relación con la calle, redefiniendo la valla perimetral y permitiendo el ensanchamiento de las aceras en la zona del acceso.
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