La ampliación del CAP de Tona envuelve el edificio existente y ofrece una nueva fachada a la ciudad. La imagen de conjunto se consigue con hormigón texturado que se convierte en celosía ante los patios a los que se abren las ventanas, y en una marquesina que protege el acceso de los peatones y las urgencias a la vez que identifica el carácter público y la visibilidad del equipamiento.
La separación del edificio existente con el nuevo, y de éste con la parcela vecina a sur se soluciona con patios permeables y sombreados. Estos proporcionan ventilación y refrescamiento naturales en verano y vistas desde las consultas y la nueva sala de espera.
El edificio es de Consumo casi Nulo (nZEB) con certificación energética A, y es el primer CAP en obtener la certificación ambiental internacional LEED. Ello se consigue mediante medidas pasivas destinadas a reducir la demanda (radiación solar controlada con aleros, iluminación natural, etc.) y medidas activas de alta eficiencia (bomba de calor alimentada por una extensa instalación fotovoltaica), así como el uso de materiales de proximidad y de baja huella ecológica, como es la estructura de madera laminada, que se deja parcialmente vista en la nueva sala de espera, produciendo un ambiente cálido con vistas al exterior.
La distribución sin elementos fijos intermedios, que se obtiene con la luz estructural de 10 metros, también juega a favor de la sostenibilidad al permitir futuros cambios de distribución o uso sin necesidad de derribar el edificio.
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