En el margen derecho del rectificado cauce del Llobregat y protegido por la laguna de la Ricarda, el frente de mar se ha preservado íntegramente y ahora es un espacio natural protegido donde anidan algunas especies de aves. En la llana y luminosa playa se conservan dos construcciones arruinadas de origen militar. Una de ellas es un antiguo cuartel del cual solo quedan una serie de muros entrecruzados, con grandes aberturas que comunicaban los espacios. La otra es una anodina pequeña villa neoclásica que ha perdido su cubierta pero conserva las cornisas, molduras y frontones. Es una construcción de una puerilidad emocionante. Nos encargaron una reconstrucción de estas ruinas, para destinarlas a un mirador-observatorio de aves. La relación de las ruinas con el entorno de la playa era tan perfecta que parecía impropio modificar esa condición y entendimos que el programa que se nos daba era mejor interpretarlo en su sentido mínimo. La primera de las ruinas solo fue consolidada la romántica villa también, simplemente, se reforzó, conservando los bloques de piedra caídos en el mismo lugar y dejando crecer una higuera que había brotado en los espacios sin techo. La necesidad de acceder al piso superior para avistar a las aves y el cumplimiento de la normativa de accesibilidad nos dio el argumento para crear un contrapunto a la ruina. La nueva rampa resultante desarrolla su inacabable longitud construyendo una “promenade” que atraviesa el edifico y permite contemplarlo desde todos los puntos de vista.
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